miércoles, 30 de mayo de 2018

Mapa mental, Deontología del Psicólogo...

A continuación se presenta un mapa mental elaborado a partir de los nueve principios deontológicos del Psicólogo vistos en clases.

1.- Principio de respeto por la dignidad humana del consultante.
2.- Principio de humanismo.
3.- Principio de respeto por la autonomía del consultante.
4.- Principio de consentimiento informado.
5.- Principio de confidencialidad y secreto profesional.
6.- Principio de beneficencia.
7.- Principio de No-maleficencia.
8.- Principio de justicia distributiva y equidad.
9.- Principio personalista.


Más información:
Código Deontológico del Psicólogo
Código de Ética del Psicólogo. Colegio de Psicólogos de Chile.

El tiempo atomizado

El aroma del tiempo, libro escrito por Byung-Chul Han. Consiste en una recopilación de escritos de varios filósofos haciendo referencia al estilo atomizado que ha adquirido el tiempo para las personas en la actualidad. A continuación se presentan algunas citas del libro representadas simbólicamente por medio de fotografías.
El tiempo compuesto de puntos no tiene aroma. Un solo aroma puede hacer que recordemos una gran variedad de estímulos, de sensaciones que pueden revivir un momento del pasado. Junto a esas sensaciones vuelven a nosotros sentimientos, emociones, pensamientos, significados que una vez más nos hacen sentir aquello que vivimos en un preciado momento del ayer. El ayer no tiene por qué ser olvidado. Gracias al ayer podemos percibir un hoy y esperar un mañana. Porque el aroma es capaz de difuminar esas líneas tan rígidas que nosotros mismos hemos establecido en la temporalidad de nuestras vidas. 
Los puntos que actualmente se encuentran atomizando, segmentando el tiempo de nuestra existencia, no son más que nuestros anhelos de querer ser alguien en la vida. Pareciera ser que queremos probar muchas cosas, queremos intentar muchas cosas, y queremos llenarnos de experiencias en lo posible para ser mejores, o para disfrutar más, o porque simplemente creemos que esa es la forma correcta de vivir. Todas esas cosas que dejamos a medias, o que nos apresuramos por finalizar, todas esas metas y objetivos que nos hemos propuesto, y que una vez alcanzados ya no tienen continuidad, son esos puntos...

 Es más que evidente en la posmodernidad la incesable búsqueda de la perfección, o tal vez solo se trate de ir dejando atrás cada versión por una mejorada sin que exista una dirección o un propósito más que el de competir, o consumir. Pareciera ser que ninguna infraestructura, aparato, o lugar, sea el definitivo, existe una necesidad por crear copias mejoradas de lo que ya existe. De esta forma se pierde el valor de las obras, cuando una mejor aparece la otra comienza a ser olvidada.

 A nadie le gustan las despedidas. Probablemente porque eso significa el fin de algo. Tal vez nos atemoriza que algo se acabe, no es sencillo dejar ir algo que hemos disfrutado o de lo que hemos aprendido algo importante. Probablemente porque nos sentíamos bien con ese algo. Mas una despedida no significa que aquellas gratas experiencias vayan a desvanecerse con el viento, aquellas despedidas dejan una marca en nuestros significados, que al sentir el aroma de aquel tiempo podemos revivir todas esas cosas importantes que aprendimos en el pasado y que nos han sido de mucha utilidad para enfrentar nuestra cotidianidad. Tal como las profundidades del océano que muestran las olas de la superficie como entrada, podemos lanzarnos en medio de las olas de nuestros recuerdos, y sentir la profundidad de esas valiosas despedidas.
 La temporalidad sin rumbo en la que nos encontramos inmersos va despojando de valor a cada cosa que alguna vez nos cautivó. Es casi imposible mantener la atención en un solo fin, porque siempre van a aparecer mejores opciones al rededor, cosas más atractivas que van a cautivar a nuestra superficialidad, inseguridad, ambición, ansiedad... Lo que sea para optar por una mejor opción, que nos entregue más placer, más conocimiento, más vivencias, tal vez. Así desviamos nuestra atención constantemente a los puntos temporales.
No nos vamos a demorar en un lugar sabiendo que una infinidad de alternativas nos están esperando, nos están llamando. ¿Qué sentido tiene detenerse en algo viejo si podemos probar la novedad?, la novedad es hermosa, la novedad nos llama, no es tan difícil dejar algo que solo nos atrajo por su novedad en su momento, lo que de ser nuevo pasó a ser viejo, no es tan difícil de olvidar, de reemplazar. Vivimos pensando que el tiempo está acelerado, pero en realidad eso no existe. No podemos hablar de aceleración si no tenemos una dirección, sin embargo no podemos deshacernos de la sensación de que todo pasa muy de prisa. Y es inevitable, porque cada vez los avances ocurren en un menor intervalo de tiempo. ¿Cómo detenemos el tiempo? mejor dicho, ¿cómo sentimos el aroma del tiempo?, tal vez en la tranquilidad, tal vez en la soledad, tal vez en el descanso, o tal vez en un fin.


miércoles, 16 de mayo de 2018

Tres modos de la ética

Esta vez haré referencia a cuatro autores, quienes definen la ética desde sus distintas perspectivas, entregándonos distintos modos de entender el concepto.
Aristóteles
Primeramente, Aristóteles nos habla acerca de que las acciones humanas tienen un fin, lo cual se entiende que para alcanzar el fin se busca un medio, aludiendo a que el mayor peligro sería errar el fin, dando como resultado que errado el fin, está errado el medio (Aguado, 2009). Además, desde esta mirada, Aristóteles plantea que el fin último de las acciones humanas es la felicidad, y que la verdadera felicidad ha de alcanzarse haciendo las cosas conforme a la razón, a través de las virtudes.
En el libro ‘’Ética a Nicómaco’’, Aristóteles propone una definición del bien, mostrando como todas las acciones y elecciones humanas van dirigidas al bien. También presenta dos tipos de fines: unos que son acciones como el fin de cantar, y otros que son fuera de las acciones como lo son el curar o edificar. A su vez demuestra como unas cosas se desean por sí mismas como la salud, y otras aparecen a propósito de otras cosas, como la navegación por la riqueza. Siempre teniendo en cuenta de que el fin será la felicidad. Desde este punto de vista, el pensar ético aristotélico estaría enfocado en el bien. En utilizar las virtudes como recurso óptimo para el alcance de la felicidad.

Immanuel Kant
Kant, por otro lado, explica una mirada más imparcial acerca de la ética. Para contextualizar un poco, la ética kantiana pretendía responder a dos problemas históricos relacionados estrechamente, que surgieron del pensamiento moral y político europeo durante el siglo XVI. Primeramente la decadencia de la fuerza moral religiosa, y luego la coexistencia de comunidades diferentes con ideales de vida distintos dentro de un mismo territorio con instituciones comunes (Ferro, 2006). Por lo que al parecer intenta buscar una ética que sea absoluta y aplicable a toda la comunidad por diversa que sea, yendo más allá de determinados valores y morales.
La ética de Kant es expuesta fundamentalmente en la metafísica de las costumbres y en la crítica de la razón práctica, por lo que constituye el intento más elaborado de construir una ética universal. Según Kant, existirían muchas cosas buenas como el valor, la decisión, la perseverancia entre otras, sin embargo estas mismas cualidades pueden ser malas y dañinas si provienen de una voluntad que ha de hacer un mal uso de ellas, por lo que tales cualidades necesitan restricción (Cimoamo). Entonces, una voluntad buena, lo es en cualquier circunstancia, independiente del fin de la acción. En este sentido, no es muy importante el éxito de la acción si una buena voluntad es la que la ha llevado a cabo. En este sentido, la buena voluntad es buena cuando obra por deber.
Habitualmente las inclinaciones pueden contaminar las acciones y desviarlas del deber, como por ejemplo el no querer ayudar a una persona solo porque no nos agrada, o en otro sentido ayudar a esa persona solo porque sí nos agrada. El actuar ético correcto desde esta mirada, conduciría a ayudar a la persona cualquiera fuere porque el deber determina que debemos ayudar a nuestros semejantes.

Tomás de Aquino
Una tercera perspectiva de la ética, es la definida por Tomás de Aquino, quien define a la persona como ‘’lo más perfecto que hay en toda la naturaleza, o sea, el ser subsistente en la naturaleza racional’’.  Si nos enfocamos en este sentido, el solo hecho de ser personas nos hace poseedores de una dignidad inherente, estando sujetos a deberes y derechos, pero más importante aún, se nos abre el paso de la libertad y la responsabilidad (Gomez, Pereda y Franco, 2013). Dicho de otro modo, el ser libre nos da la posibilidad de ser dueños de nuestros actos.
La filosofía de Santo Tomás toma la realidad como punto de partida. Esta realidad se encuentra especificada por una esencia de las cosas que podemos conocer con la razón. En este sentido, el pensar ético se encuentra bajo el reconocimiento de que existe un orden en la realidad que el hombre no ha creado y que por tanto, debe descubrir.
De esta forma, son las acciones las que configuran a las personas, y al poseer la libertad, son las mismas personas quienes serán responsables de si sus acciones son adecuadas a su naturaleza, teniendo el libre albedrío de querer y respetar el orden inscrito en su propio ser para alcanzar el desarrollo pleno como persona o actuar en contra de su naturaleza, viviendo en discordancia con su propia dignidad.


Referencias

Respecto a la asignatura...

Las expectativas que tenía sobre la asignatura eran referidas a aprender qué hacer en caso de que ocurrieran ciertos dilemas éticos, mientra...