miércoles, 30 de mayo de 2018

El tiempo atomizado

El aroma del tiempo, libro escrito por Byung-Chul Han. Consiste en una recopilación de escritos de varios filósofos haciendo referencia al estilo atomizado que ha adquirido el tiempo para las personas en la actualidad. A continuación se presentan algunas citas del libro representadas simbólicamente por medio de fotografías.
El tiempo compuesto de puntos no tiene aroma. Un solo aroma puede hacer que recordemos una gran variedad de estímulos, de sensaciones que pueden revivir un momento del pasado. Junto a esas sensaciones vuelven a nosotros sentimientos, emociones, pensamientos, significados que una vez más nos hacen sentir aquello que vivimos en un preciado momento del ayer. El ayer no tiene por qué ser olvidado. Gracias al ayer podemos percibir un hoy y esperar un mañana. Porque el aroma es capaz de difuminar esas líneas tan rígidas que nosotros mismos hemos establecido en la temporalidad de nuestras vidas. 
Los puntos que actualmente se encuentran atomizando, segmentando el tiempo de nuestra existencia, no son más que nuestros anhelos de querer ser alguien en la vida. Pareciera ser que queremos probar muchas cosas, queremos intentar muchas cosas, y queremos llenarnos de experiencias en lo posible para ser mejores, o para disfrutar más, o porque simplemente creemos que esa es la forma correcta de vivir. Todas esas cosas que dejamos a medias, o que nos apresuramos por finalizar, todas esas metas y objetivos que nos hemos propuesto, y que una vez alcanzados ya no tienen continuidad, son esos puntos...

 Es más que evidente en la posmodernidad la incesable búsqueda de la perfección, o tal vez solo se trate de ir dejando atrás cada versión por una mejorada sin que exista una dirección o un propósito más que el de competir, o consumir. Pareciera ser que ninguna infraestructura, aparato, o lugar, sea el definitivo, existe una necesidad por crear copias mejoradas de lo que ya existe. De esta forma se pierde el valor de las obras, cuando una mejor aparece la otra comienza a ser olvidada.

 A nadie le gustan las despedidas. Probablemente porque eso significa el fin de algo. Tal vez nos atemoriza que algo se acabe, no es sencillo dejar ir algo que hemos disfrutado o de lo que hemos aprendido algo importante. Probablemente porque nos sentíamos bien con ese algo. Mas una despedida no significa que aquellas gratas experiencias vayan a desvanecerse con el viento, aquellas despedidas dejan una marca en nuestros significados, que al sentir el aroma de aquel tiempo podemos revivir todas esas cosas importantes que aprendimos en el pasado y que nos han sido de mucha utilidad para enfrentar nuestra cotidianidad. Tal como las profundidades del océano que muestran las olas de la superficie como entrada, podemos lanzarnos en medio de las olas de nuestros recuerdos, y sentir la profundidad de esas valiosas despedidas.
 La temporalidad sin rumbo en la que nos encontramos inmersos va despojando de valor a cada cosa que alguna vez nos cautivó. Es casi imposible mantener la atención en un solo fin, porque siempre van a aparecer mejores opciones al rededor, cosas más atractivas que van a cautivar a nuestra superficialidad, inseguridad, ambición, ansiedad... Lo que sea para optar por una mejor opción, que nos entregue más placer, más conocimiento, más vivencias, tal vez. Así desviamos nuestra atención constantemente a los puntos temporales.
No nos vamos a demorar en un lugar sabiendo que una infinidad de alternativas nos están esperando, nos están llamando. ¿Qué sentido tiene detenerse en algo viejo si podemos probar la novedad?, la novedad es hermosa, la novedad nos llama, no es tan difícil dejar algo que solo nos atrajo por su novedad en su momento, lo que de ser nuevo pasó a ser viejo, no es tan difícil de olvidar, de reemplazar. Vivimos pensando que el tiempo está acelerado, pero en realidad eso no existe. No podemos hablar de aceleración si no tenemos una dirección, sin embargo no podemos deshacernos de la sensación de que todo pasa muy de prisa. Y es inevitable, porque cada vez los avances ocurren en un menor intervalo de tiempo. ¿Cómo detenemos el tiempo? mejor dicho, ¿cómo sentimos el aroma del tiempo?, tal vez en la tranquilidad, tal vez en la soledad, tal vez en el descanso, o tal vez en un fin.


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